Era una de las mujeres más ricas del mundo, pero cosía sus propios calzones para ahorrar dinero y lavaba su vestido solo lo necesario para no gastar tanto jabón. Además, se alimentaba con restos de pasteles y galletas que conseguía por unos cuantos centavos en tiendas de comestibles y todos los días discutía para que le regalaran un hueso para alimentar a su perro… Esta es la historia de Hetty

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