Los emprendedores vivimos en un estado de estrés casi permanente. Y a medida que el negocio crece y aumentan las responsabilidades, se vuelve más importante establecer límites sanos ante los requerimientos de socios, clientes y empleados.
Para algunas personas, saber decir que no a tiempo o no hacerse cargo de tareas que no le corresponden es algo casi natural. Pero para la mayoría, y sobre todo cuando somos nuestros propios jefes, resulta algo más difícil. Como explican los expertos, es algo imperativo no solo para nuestra salud física y emocional, sino también para nuestra productividad. Y sobre todo en estos momentos, donde tanta gente está trabajando desde su casa.
¿Pero cómo establecer estos límites de manera sana y a la vez inteligente, y no terminar afectando el negocio y sus resultados? Aquí te damos algunas pistas.
Consejo #1. Aprende a reconocer cuando tus límites no están siendo respetados
Lo primero que hay que decir es que la dificultad para preservarse ante la presión de los demás tiene que ver con la personalidad, pero también con la forma en la que fuimos criados, o una baja autoestima. Y que las personas a las que les cuesta establecer límites claros también tienen dificultades para reconocer esta situación, o tienden a minimizarla.
Así que el paso número uno es aprender a detectar de inmediato cuando algo no está bien. Conéctate con tus sentimientos y con las señales de incomodidad, resistencia, enojo o culpa que puedan surgir en tu interior ante la llamada de un cliente durante un fin de semana, o la falta de reacción de un empleado que no entrega sus proyectos a tiempo.
Consejo #2. Para superar la incomodidad de decir “no”, enfócate en los beneficios
Seamos sinceros, aprender a fijar límites sanos en tu vida profesional y personal no es algo que vas a lograr de un día para otro. Porque vas a necesitar templanza, fortaleza mental, y sobre todo mucha práctica. Y también superar la culpa y la inquietud que te va a provocar al principio.
Una manera efectiva de animarte a fijar límites sanos en tu día a día es pensar en sus consecuencias positivas. Por ejemplo, en el caso de los clientes muy demandantes, pensar en el tiempo que vas a disfrutar en familia el fin de semana te puede ayudar a aclarar que solo puedes ser contactado en horarios laborales, y a través del teléfono de la oficina. O si el problema lo tienes con un empleado irresponsable, y ya es hora de despedirlo, tu motor puede ser imaginar todo el tiempo que vas a poder dedicar a la estrategia (¡y no a hacer su trabajo!) si puedes apoyarte en un colaborador más eficiente.
Consejo #3. Empieza de a poco
Como ya mencionamos, aprender a preservar nuestro espacio y tiempo de forma más natural y espontánea lleva tiempo. Así que, ante todo, sé muy paciente contigo mismo. Empieza por poner límites ante las situaciones que te generan más problemas, que afectan de manera directa tu trabajo o complican tu equilibrio emocional. Y que valgan la pena el esfuerzo. Aquí podríamos incluir los límites relacionados con tus relaciones personales más cercanas, o con situaciones del negocio que ponen en peligro su supervivencia.
Al momento de dar una respuesta a alguien que está intentando cruzar un límite, hazlo con claridad, firmeza y también de manera positiva. Por ejemplo, si estás trabajando el algo importante y un amigo te llama por tercera vez en el día, no es recomendable que le digas de manera brusca “Estoy muy ocupado y no puedo contestar ahora.” En cambio, “Me encantaría seguir hablando contigo pero no es posible en este momento. Te busco por la noche, desde casa” podría funcionar mucho mejor.
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