las empresas familiares pueden salir reforzadas de la crisis, si saben gestionar bien las relaciones personales y sus emociones. Así lo aseguran desde Family Business Solutions, consultoría especializada en empresas familiares.

Este tipo de empresas se caracterizan por contar con un mayor compromiso, confianza, visión a largo plazo y también rapidez en la toma de decisiones. Todo ello son aptitudes muy beneficiosas en este tipo de incertidumbre que estamos viviendo. Desde Family Business Solutions señalan que gracias a estas fortalezas, las empresas familiares resisten mejor a los periodos de crisis. En este sentido, además, se tiene en cuenta el impacto de la crisis en el negocio, la destrucción de puestos de trabajo y la recuperación a medio y largo plazo. Obviamente, son pymes. Son empresas afectadas, con menores recursos que las grandes corporaciones, pero pueden sacar partido, gracias a los aspectos señalados.

Sacar partido de la situación

“La mayoría de nuestros clientes, a pesar de haber estado afectados por ERTES y de padecer problemas de liquidez, siguen teniendo la voluntad de mantener sus planes de inversión y, en la medida de lo posible, los puestos de trabajo”. Así lo destaca  Ricard Agustín, fundador de Family Business Solutions. Además, Agustín añade que algunas empresas familiares han aprovechado este periodo de menor volumen de trabajo para implantar tecnologías en la producción o procesos. Estas soluciones les permitirán conocer mejor cómo cambian de hábitos sus clientes, así como reforzar el canal online y reinventar el porfolio de productos para explorar nuevas vías de negocio.

Si bien es cierto que no se puede olvidar que las empresas familiares tienen un problema añadido: mezclar familia y empresa. Este hecho puede provocar algunas rencillas personales, al entrar en juego emociones y relaciones personales. Esto puede suponer un riesgo añadido al negocio. Además, tal y como Agustín subraya, estamos ante un momento con una tensión acumulada que puede jugar malas pasadas. “Llevamos 9 meses difíciles y esto propicia que los roces familiares se conviertan en conflictos y que las peleas se agraven y lleguen a afectar a la empresa, incluso cuando esta tiene buenos resultados o se está recuperando”. La mala comunicación (o falta de ella), rivalidades, lucha de poder, dificultades del trabajo intergeneracional y/o entre hermanos y primos, las diferencias de intereses entre los accionistas, etc., son algunos de los principales problemas que pueden surgir.

Sin embargo, si estas pymes son capaces de resolver estos conflictos, pueden afrontar la crisis mejor que otro tipo de pequeños negocios e, incluso, salir reforzados.

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