La pandemia ha provocado que las empresas busquen alternativas para poder sobrevivir a la crisis. El Colegio de Registradores de España ha informado de que han aumentado los concursos de acreedores en un 55% durante septiembre y se prevé que más de 300.000 trabajadores se vayan al paro antes de final de año, de acuerdo a los cálculos de la Federación de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA).
Sin embargo, en España hay herramientas que permiten afrontar este tipo de crisis a las empresas, siempre que sean circunstancias temporales, señalan desde la consultoría Abencys. Entre ellas destacan los ERTE o ERE, la refinanciación, el preconcurso, la transmisión de la unidad productiva o convenio anticipado.
Consejos para las pymes en esta crisis
Desde la consultoría detallan que la refinanciación se puede llevar a cabo cuando exista un plan de viabilidad empresarial que permita estimar los ingresos y los gastos que confirme una liquidez suficiente para atender los compromisos del proceso. En este caso, el empresario también puede optar por llevar a cabo un preconcurso para que los acreedores puedan llegar a acuerdos sobre el futuro de la empresa mientras dura la crisis.
Cuando se dispone de un plan de viabilidad, la compañía podrá conservar su actividad empresarial a través de la transmisión de la unidad productiva aun cuando no se haya aprobado un acuerdo con los acreedores. Mientras que en el caso del convenio anticipado, éste se podrá aplicar si no se ha llegado a un acuerdo con todos los acreedores acerca de su refinanciación o reestructuración.
El socio de Abencys, Javier Díaz-Gálvez, considera “esencial contar con un Plan de restructuración que se anticipe a la situación y un asesoramiento integral continuado en el tiempo, y así se puedan llevar a cabo acciones de carácter preventivo y que, de esta manera, nos ayude a reaccionar a tiempo ante situaciones adversas”.
A su juicio, la prórroga de los ERTE hasta enero de 2021 alarga “innecesariamente” la espera de miles de compañías. Considera que dicha espera podría ser “perjudicial” para las empresas, ya que podría llegar a agravarse su situación de cara a la eventual responsabilidad futura de sus administradores y añade que las previsiones para los próximos meses no son buenas.